«Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy, plantaría todavía un árbol».
Martin Luther King
La Selva Negra es exactamente eso.
Naturaleza pura. Pueblos de ensueño. Calles cargadas de magia. Un lugar escondido entre un denso bosque cuyos rincones hablan por si solos. Visitamos este lugar a principios de diciembre. Además, el paisaje estaba nevado. Y eran días previos a la Navidad. Allí se vive de una forma muy muy intensa, es muy interesante. Y no exageramos. Los mercados fueron espectaculares. Nunca antes habíamos palpado la Navidad de forma tan intensa. Para muestra un botón. Siga leyendo para descubrir Selva Negra.
Por supuesto, para recorrer los pueblos más bellos de la Selva Negra recomendamos alquilar un coche para poder moverse a su ritmo. Y ver estos preciosos paisajes.
En nuestro caso empezamos la ruta desde el aeropuerto de Frankfurt para recorrer los pueblos de la Selva Negra de norte a sur y regresar al norte de nuevo. Asimismo, aprovechamos la proximidad con Francia para visitar Estrasburgo y Colmar, pueblo estrella y representativo de Alsacia. Sobre lo que hay que ver en Selva Negra, por supuesto, recomendamos visitar Baden Baden, Friburgo, Triberg, Gengenbach, el Lago Titissee, Schiltach y Haslach. Y además, lo completamos con una visita relámpago a Karlsruhe, Frankfurt y Heidelberg. Es curioso, pero fue un viaje parecido a ir de picoteo. Picoteamos muchos pueblos aunque sin profundizar en ninguno de ellos para llevarnos el máximo de impresiones de la zona.
Cinco días. Cuatro hoteles. Y cerca de 1.300 kilómetros al volante por carreteras que por sí mismas ya valen la pena. Y no os preocupéis. Las carreteras están perfectas, aunque haya nevado. Vamos a descubrir qué ver en Selva Negra.
Los Hoteles:
- Baden Baden. Hotel Deutscher Kaiser. Cien por cien recomendable. Un hotel familiar, y además, con un trato exquisito. Te hacen sentir como si estuvieras en tu propia casa. Y el desayuno fue perfecto. Con productos típicos del lugar. Aquí el acceso directo desde Booking: https://www.booking.com/hotel/de/deutscher-kaiser-baden-baden1.es.html
- Friburgo. Hotel Hirtschegarten (no cumplió objetivos). Lo elegimos a las afueras de Friburgo para facilitar el aparcamiento. Tenía parking propio muy adecuada, aunque las habitaciones eran poco acogedoras. Muy limpio y el desayuno correcto.
- Olhsbach. Pension Doris. Perfectísimo. Es una casa de huéspedes. Con Doris siempre atenta a cualquier duda o petición. Buen desayuno. Y la habitación también muy bonita. Su proximidad a Gengenbach, que era nuestro objetivo, lo hizo una elección perfecta, claro está. https://www.booking.com/hotel/es/hostal-doris.es.html
- Heidelberg. Hotel Leonardo. Correcto. Fue el último hotel que elegimos antes de regresar a casa. Está a las afueras de Heidelberg pero buena zona para aparcar sin problemas y cercano al centro de Heidelberg, que también visitamos antes de finalizar el viaje. https://www.leonardo-hotels.com/leonardo-royal-hotel-frankfurt
La ruta. ¿Qué ver en Selva Negra?
Primero paramos en B.aden Baden. Una ciudad conocida y prestigiosa por sus balnearios y baños termales y las famosas termas de Caracalla. Además, es una ciudad coqueta, moderna y que desprende una especie de lujo especial. Importante visitar el Casino, el Trinhalle, pero sobre todo, pasear por el centro y por el Lichtentaler Alle y empaparse de su ambiente chic.
Luego, de ahí nos desviamos para conocer Estrasburgo y Colmar. A nosotros nos conquistaron aunque se desviaran de la ruta alemana del picoteo.
La próxima estación fue Friburgo, Friburgo de Brisgovia. ¿Bonito nombre, verdad? La plaza del Ayuntamiento no tiene desperdicio. Con sus dos ayuntamientos, el nuevo y el viejo y la iglesia de San Martín en frente. Y no deje de mirar al suelo. Verá una especie de canal donde los niños juegan con sus barquitos. Se llaman Bächle y aunque sirvieron, parece, para el abastecimiento de agua, ahora son un atractivo turístico. Visitamos la imperiosa catedral, que tiene su parecido a la de Estrasburgo. Nos llamó la atención la Kornhaus, un antiguo granero que se alza al lado izquierdo de la plaza. Yo diría, no obstante, que la más bella edificación de esta plaza es la Kaufhaus. Su tono rojizo la hace especial. Recorrimos la calle Kaiser Joseph Strasse hasta llegar a una de las puertas de entrada de la ciudad, la Martinstor.
Al día siguiente pusimos rumbo hacia el corazón de la Selva Negra, la Schwarzwald. Primero, nos dirijimos hacia el Lago Titisee que, tras pasar por una carretera preciosa y espolvoreada de unos copos de nieve llegamos a un lago cubierto por la niebla pero bello tan solo pisarlo. Aunque pasamos poco rato, ya que temimos que la niebla empeorara el trayecto de vuelta.
Luego, nos dirigimos al bello pueblecito de los relojes de cuco Triberg. Para nosotros, es un lugar imprescindible de Selva Negra. Nuestro primer objetivo fue visitar las cataratas, supuestamente las más altas de Alemania. Solo pudimos verlas desde la parte más baja. La nieve había obligado a cerrar el acceso a la parte más alta. Pero valió la pena, por supuesto. Y visitamos los dos relojes más grandes del mundo. Pero solo tuvimos la oportunidad de ver el de Eble Uhren Park, a poca distancia de Triberg. Insertando una moneda lo puedes ver funcionar. Disfrutamos como niños. El otro, ubicado en Schonach estuvo cerrado, lamentablemente. Así que nos quedamos con las ganas.
Rumbo ya a Olshbach donde íbamos a alojarnos decidimos hacer parada en Haslach im Kinzigtal. Era hora de comer y paramos en el primer pueblo que apareció en el camino. No habíamos leído nada ni oído hablar de él pero nos quedamos asombrados de su belleza. Observen y valoren.
Ya a media tarde dejamos las maletas en Pensión Doris para dirigirnos a Gengenbach. Las expectativas eran altas por todo lo que habíamos leído de esta pequeña joya de la Selva Negra. Y no defraudó. Todo lo contrario. Las ventanas del Ayuntamiento acogen cada año en fechas prenavideñas un calendario de Adviento. Y cada día a las seis un espectáculo rodea la apertura de una nueva ventana y un nuevo dibujo. Este año eran obras de la grandiosa artista Andy Warhol. La belleza del Ayuntamiento, el ambiente festivo ocupando las calles, la magia del pueblo y el vaso de vino caliente convirtieron la velada en algo, realmente, mágico. A mí especialmente me recorrió un no se qué por el cuerpo que no sabría explicar con palabras. La verdad es que fue muy especial.
Otro espectáculo para los ojos fue Schiltach. Ni ruido, ni gente pero belleza por todos lados. Dicen que es una joya desconocida. Recomendamos su visita. Es otro enclave que hay que añadir en la lista de pueblos que hay que ver en Selva Negra. Un excelente casco histórico medieval plagada de las típicas casas con entramado de madera. Colocadas una al lado de otra. Como sacado de un cuento. Y su plaza Marktplatz con su Ayuntamiento convierten este enclave en un lugar de ensueño, fue máfico. Hay que indicar que la fachada del Ayuntamiento no tiene desperdicio. En sus murales se puede conocer la historia de la ciudad. Los ríos Shiltach y Kinzig cruzan el pueblo, garabateando un paisaje especial. Las casas miran al río. Es fantástico para tomar muuuuchas fotos y dar un agradable paseo.
Luego, nos dirigimos a Freudenstadt, pero recibió una visita fugaz. Llovía a cántaros y, por eso, lo recorrimos en coche. Así que, poco podemos contaros.
Finalmente, ya en dirección a Heidelberg donde pasaríamos nuestra última noche ‘negra’ hicimos parada en Karlsruhe. Nos asombró, por supuesto. Un mercado de Navidad impresionante. Dicen que es la ciudad de entrada a la Selva Negra, pero para nosotros fue la de salida. Su palacio es, con diferencia, el edificio más emblemático de Karlsruhe. También visitamos la Markplatz con su ayuntamiento y la iglesia evangélica.
Heidelberg y Frankfurt pusieron la guinda de un pastel que supo a muuuucha Selva Negra, por supuesto. Para nosotros, todo esto es lo que hay que ver en Selva Negra.
Visite también las entradas dedicadas a:
Salzkammergut, lagos austríacos http://demenorcalmundo.es/que-ver-en-salzkammergut-lagos-austriacos/
Lisboa http://demenorcalmundo.es/que-ver-en-lisboa/
Menorca, la joya de Baleares http://demenorcalmundo.es/menorca-que-ver/
La Selva Negra, unos lulugares mgicos, de ensueño y, a la vista de este articulo, es una invitacion a realizar este viaje.
Gracias por los detalles.
Muchas gracias Juan. Me alegro que le haya gustado el post. Y sí, le invito a realizar este viaje.
Un viaje fantástico.
Descripción muy interesante.
Muchas gracias, María. Me alegro que la entrada le haya sido de ayuda.