Salzkammergut, lagos austríacos

“DON es trato de varón 
RES selvático animal 
MI denota posesión 
FAR es lejos en inglés 
SOL ardiente esfera es 
LA al nombre es anterior 
SI asentimiento es 
Y de nuevo viene el DO 
DO DO DO”

Sonrisas y Lágrimas.

¿Lo están tarareando? Me imagino ya a Julie Andrews, encarnada en María, cantándola rodeando la estatua de Pegaso de los jardines Mirabell, de Salzburgo. Sin duda, este viaje que están a punto de descubrir recorre algunos de los principales escenarios de esta bella película de la familia Von Trapp. Y otros muchos que hablan de la historia de Austria y la del amor, el que vivieron la emperatriz Sissi y Francisco José. Pero también susurra música, en especial, la de Mozart, con las ciudades donde nació, vivió y de donde era su madre. Sin duda, un cóctel explosivo que nos acompañó todo el viaje. Siga leyendo si quiere descubrir Salzkammergut lagos austríacos.

Fueron cuatro días, mil kilómetros en coche y una decena de escenarios, cada cual más bello. Muchas cosas hay que ver en Salzkammergut lagos austríacos.

Los hoteles

  • Hotel Holznerwirt. Ubicado en Eugendorf, a quince minutos en coche de Salzburgo. Ocupa un edificio histórico de 1930. Las habitaciones están decoradas al estilo tradicional. El personal también viste con los trajes típicos austríacos. Lo que le da un aire muy próximo. Es un lugar hecho para las fotos. La entrada, impresionante. Y lo más remarcable, el desayuno. La palabra “completo” se queda corta. Productos ecológicos y para veganos. Pero lo que realmente nos llamó la atención fue la distribución. Estaba en la entrada del hotel y lo que durante el día era un armario decorativo, por la mañana se convertía en cafetera. O lo que durante el día era una especie de cuadro colgado en la pared, por la mañana era la máquina de los zumos. Además, siempre hubo un recipiente cargado de manzanas que se podían coger. Eran días de Pascua y se agradeció que obsequiaran a sus clientes con unos huevos de chocolate. Además, el hotel tiene zona de saunas y gimnasio que pueden utilizarse de forma gratuita. Entregan en recepción un set de productos para que el spa sea de lo más agradable. Finalmente, el jardín. Pudimos cenar allí. Mágico. Ahí va su web oficial. http://holznerwirt.at/
  • Pensión Marillenhof. En la ciudad de Melk. Pasamos allí la última noche. Elegimos un hotel que estuviera más cerca de Viena y que permitiera, a su vez, visitar las ciudades de Baja Austria, en la ribera del Danubio. Está pensión está ubicada a diez minutos a pie del coqueto centro de Melk. Se trata de una vivienda en la que vive una familia, una pareja y sus tres hijos. Han habilitado la parte de arriba de la vivienda en un bonito hotel. Las dos dependencias están perfectamente separadas. Nos llamó gratamente la atención que al llegar una cartelera nos daba la bienvenida con nuestro nombre. Encontramos un bombón en la habitación. La habitación estuvo perfecta. Era grande, moderna y tranquila. Y el desayuno también perfecto. Está decorado con mucho gusto. La dueña nos hizo buenas recomendaciones sobre la zona y sobre restaurantes de la ciudad. Nos llevamos muy buen sabor de boca de esta estancia. Ah! Y si van, fíjense si en el mapamundi gigante que preside el comedor permanece el clip sobre Menorca. Los huéspedes podían indicar su procedencia. Buen detalle, por supuesto. Os dejamos el enlace del portal Booking. https://www.booking.com/hotel/at/pension-marillenhof.es.html

La ruta. ¿Qué ver en Salzkammergut lagos austríacos?

Viajamos un sábado por la mañana en dirección a Viena. Una vez allí alquilamos un coche y pusimos rumbo a una nueva aventura. Para conducir por Austria es necesario adquirir lo que denominan una Vignette. Allí no hay puntos de pago de peaje, sino que hay que colocar esta pegatina en un punto visible. Es el sistema de pago de las carreteras de ahí. Se pueden comprar en gasolineras próximas a la frontera en caso de llegar al país desde otro. En nuestro caso, ya vino incluida con el coche de alquiler. Hay empresas que no lo incluyen, por eso, siempre es mejor preguntar en la oficina para evitar coger el coche y tener que desembolsar una multa justo llegar.

Paramos a comer en Sankt Pölkten para continuar luego el largo viaje que nos esperaba. En el restaurante nos obsequiaron con dos huevos de Pascua. Al no ser algo que se acostumbre a hacer en nuestra región, nuestra Isla, desconocimos de qué eran esos huevos. Al principio dudamos si eran de chocolate o solo decorativos. Pues nada más lejos de la realidad. ¡¡¡¡¡¡¡Eran huevos duros decorados!!!!!!!

Quedaban unos 300 kilómetros para llegar a nuestro campamento base para dos días. Elegimos un hotel que estuviera en la zona de Salzkammergut, cerca de Salzburgo, y que nos permitiera visitar los enclaves que habíamos marcado como prioritarios en nuestro mapa de viaje. Elegimos el pueblo de Eugendorf, un hotel cuyas fotos nos parecieron que cumplía objetivos. Y así fue.

La zona que recorrimos se la denomina Salzkammergut, que debe su nombre a los depósitos salínicos. Ejemplo de ello son las minas de sal que pueden visitarse en el pueblo de Hallstatt. La región es conocida mundialmente por la belleza de los lagos. La zona de Hallstatt es patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Es un paisaje que denominaría pintoresco. Es bellísimo. Lagos alpinos. Valles. Cisnes por doquier. Abrazados por montañas y macizos montañosos de hasta 3.000 metros que forman parte de los Alpes austríacos. Y sus casas típicas revestidas de madera con sus balcones repletos de flores. Son paisajes de cuento.

Era ya media tarde. Y pese a que hubiéramos preferido ir a Salzburgo para dar un primer paseo, nos lo quitaron de la cabeza. Era víspera de Pascua y en el hotel consideraron que tendríamos dificultades para encontrar aparcamiento. Por eso pusimos rumbo al primer lago, el Wallersee. Dimos un paseo por la zona boscosa que mira al lago. Y bajamos hasta el agua para inmortalizar la tranquilidad que se reflejaba en la lamina de agua. No es de los más bonitos.

De regreso, paramos a un pueblo ubicado entre el lago y el hotel, Seekirchen am Wallersee. Paseamos por el centro. Era un pueblo típico de la zona. Y buscamos un local para cenar. Allí nos dimos cuenta de un detalle que, a lo largo del viaje se repitió en mas de una ocasión. No tenían cartas en inglés. El traductor de Google fue nuestra salvación. Salió a nuestro auxilio un camarero que sí hablaba algo de inglés para atendernos. Los otros no lo hablaban nada. Entendimos que nos encontrábamos en una zona muy turística pero, en concreto, para los ciudadanos austríacos o alemanes. Pero capeamos bien el temporal. Fue divertido. Así como en Salzburgo oímos a muchos españoles, no encontramos ni uno en la zona de Salzkammergut lagos austríacos.

Después de «flipar» con el desayuno del hotel, pusimos rumbo a Salzburgo donde pasamos toda la mañana. Queríamos recorrerlo bien y saborear sus rincones principales para llevarnos un buen recuerdo del lugar. Hay que apuntar que allí, por ser festivo, iban vestidos con el traje típico de la región.

Ellos, el «tracht», gorro, americana, chaleco, zapato bajo y los pantalones de piel cortos y con unos lazos a los lados. El «tracht» esta hecho a mano, con bordados. Ellas, el «dirndl» que consiste en una falda acampanada larga, una blusa blanca y un delantal. La falda puede ser de cualquier color y con cualquier estampado y largo y la blusa puede ser larga y de manga larga y de manga corta. A veces se suele llevar también con un corsé. Según hemos leído lo llevan también a diario. De hecho, en muchos restaurantes sus camareros lo llevaban puesto.

Aparcamos en pleno centro de la ciudad. Y lo pagamos bien caro… Ya nos topamos con el barroco palacio Mirabell, donde Mozart entretenía al príncipe arzobispo que gobernaba en Salzburgo. Hacían un concierto, por eso tuvimos la suerte de poder acceder a él y visitar algunas de las dependencias, incluida la preciosa sala de mármol.

Pero para nosotros lo verdaderamente emocionante fue recorrer sus jardines. No había rosas, pero sí una explosión de tulipanes y otras bellezas florales. De hecho, allí se grabaron escenas de la película Sonrisas y Lágrimas, alrededor de la escultura Pegaso. Además, al fondo puede divisarse ya el palacio Hohensalzburg. Es un imprescindible de lo que hay que ver en Salzkammergut lagos austríacos.

Al salir de palacio nos dirigimos hacia la zona histórica de la ciudad, y cruzamos el ría Salzach, por el puente Makartsteg. Está repleto de candados de enamorados que brillan con los rayos del sol. Se parece al puente de París, el Pont des Arts. Tuvimos el primer contacto con Getreidegasse, y ya localizamos la casa natal de Mozart en el número 9 de esta calle. Próxima a esta se levanta la casa en la que vivió. También se puede visitar.

Dirigiéndonos hacia la catedral, recorrimos la Alter Markt, que tiene una bonita fuente, edificios barrocos, la antigua farmacia de la corte y el Café Tomaselli, que llama notablemente la atención.

La catedral de Salzburgo es una joya. Aquí fue bautizado Mozart y también se convirtió en el organista. La cúpula, los frescos, el órgano… son algunos de sus grandes tesoros.

Kapitelplatz es una de las plazas más llamativas de la ciudad. Hay un ajedrez gigante y una gran esfera dorada con una escultura en su parte alta, muy conocida en la ciudad. Desde allí tomamos el camino de subida a Hohensalzburg a pie y aunque no llegamos a lo alto de la colina pudimos dar un agradable paseo y tomar bonitas fotos.

De regreso, paramos en la iglesia de San Pedro y el cementerio. Puede sonar algo escalofriante, pero es un bonito cementerio, uno de los más antiguos del mundo. Las tumbas y mausoleos están decorados con estilo, con encanto, y se ha convertido en un lugar imprescindible que visitar de la ciudad, junto a las antiguas catacumbas excavadas en la piedra. Lo más impactante es la gran cantidad de gente que las visita, sin prácticamente ruido y manteniendo el silencio en respeto a las familias de los fallecidos.

También visitamos Residenzplatz, con la fuente más grande de Salzburgo y que también es uno de los escenarios de la película de los Von Trapp. Tras dar un paseo por esta zona de la ciudad, volvimos a la calle Getreidegasse. Lo que más llama la atención es la conservación de la vía al más puro estilo tradicional. En ella se encuentran franquicias y marcas conocidas, pero todas conservan el estilo tradicional. Ninguna sobresale, no hay carteles luminosos ni estridencias. Todas tienen enormes letreros de hierro forjado en la fachada. Fíjense.

Nos despedimos de la ciudad y pusimos rumbo a las entrañas más bonitas de Austria. Decidimos dirigirnos a Hallstatt, el punto más alejado de los que queríamos visitar para ir, luego, acercándonos al hotel. Las carreteras eran estrechas pero lo cierto es que los paisajes fueron impresionantes.

Una vez allí, el aparcamiento merece una reflexión. Bastante antes de llegar, empezamos a ver coches aparcados a lado y lado de la calzada e intuimos que no habría aparcamiento. Pues así fue. Todos los aparcamientos ubicados en el centro estaban llenos y tuvimos que aparcar a uno en las afueras. Nos metimos una buena pateada. Yo creo que caminamos 2,5 kilómetros aproximadamente. Pero mereció la pena. El centro de Hallstatt está sacado de un cuento de hadas. fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997 y es uno de los pueblos más bonitos de Europa. Lo recorrimos de cabo a rabo hasta que llegamos a lo que consideramos la entrada, al otro lado de donde habíamos aparcado.

Apareció ante nosotros una especie de mirador al lago que nos dio un subidón ante tan inmensa belleza. No pudimos parar de darle al flash.

¡Qué bonito! Para llegar allí, toda la calle central del pueblo tiene acceso al lago, por lo que cualquier lugar es ideal para tomar fotografías. Toda esta calle está mantenida de forma exquisita. Había mucha gente que paseaba, que tomaba algo en las terrazas o se comía un dulce típico de la zona.

Era Semana Santa pero hacía un calor… ideal para pasear. Visitamos la coqueta plaza Markplatz, con su fuente en el centro y sus casitas que la rodean. Subimos por esas callejuelas por las que acceder a las casas, ‘atadas’ a la colina’ hasta encontrar la Pfarrkirche. Desde allí se pueden tomar bellas fotos desde lo alto de la ciudad. Además, tiene un cementerio, al estilo del de Salzburgo, muy bonito. Cuenta también con un osario con más de mil cráneos.

En Hallstatt se puede subir en funicular para ver las minas de sal, pero decidimos no subir. Se queda para la próxima ocasión que visitemos este bonito pueblo. Volvimos a recorrer la calle principal, seguimos inmortalizando la belleza de este pueblo anclado entre un lago y un macizo montañoso y plagado de cisnes para hacerlo más pintoresco de lo que ya es. No puede faltar en su ruta por Salzkammergut lagos austríacos.

De regreso al hotel decidimos parar en Bad Ischl. Otro pueblo de los que son imprescindibles, de los que hay que ver en Salzkammergut lagos austríacos. Hoy día es una ciudad balneario donde los austríacos y alemanes van para relajarse. Pero fue la ciudad de Francisco José y Sissi. Los emperadores austríacos veraneaban aquí. Y también está aquí la casa donde se prometió la pareja. Y según tengo entendido, fue la ciudad donde Francisco José firmó la declaración de guerra contra Serbia, y que originaría la Primera Guerra Mundial. Nuestro paseo fue fugaz. Aquí se puede visitar la Kaiservilla y la Leharvilla, ubicada a la ribera del río Traun.

Para llegar al hotel bordeamos algunos de los lagos más impresionantes de la zona. Vimos el Attersee y el Mondsee dejando unas imágenes impresionantes.

Al día siguiente, la misión era Sankt Gilgen, Sankt Wolfgang y Gmunden. Son los otros enclaves que no pueden faltar en este pasoe por lo que hay que ver en Salzkammergut lagos austríacos. Aunque añadimos alguno más en el trayecto de ida. Ahí va nuestra experiencia por estos enclaves de ensueño. Después de visitar Hallstatt, el listón estaba muy alto y temíamos que los pueblos que nos quedaban por ver no superaran lo que ya se había tatuado en nuestro pensamiento. Y aunque Hallstatt es insuperable, sí que le igualan en belleza, tranquilidad y serenidad.

De camino a Sankt Gilgen, paramos en Fuschl. No recorrimos a pie el pueblo aunque sí nos acercamos al lago para tomar algunas fotos. Era un espejo.

Tras un recorrido precioso rodeado de agua, empezamos a divisar el Wolfgangsee desde la parte alta y paramos en un mirador.

Llegamos a Sankt Gilgen. Era muy temprano y parecía que el pueblo todavía no se había desperezado y las calles aun no estaban puestas. El silencio nos acompañó a lo largo de nuestro paseo. Es un pueblo típico, con sus riachuelos cruzándolo, con sus casitas de madera y sus calles estrechas. Se trata de un pueblo de descanso de los ricos austríacos. Aquí nació la madre de Mozart, Ana María Perti y en las proximidades del ayuntamiento está la casa. Tiene una habitación adaptada al compositor. El Ayuntamiento no tiene desperdicio. Está en una bonita plaza, coronada con la estatua de bronce de Mozart.

Avanzamos en dirección al lago hasta que nos topamos con una especie de embarcadero, al lado izquierdo de la zona donde amarran los barcos que unen Sankt Gilgen con Sankt Wolfgang y Strobl. El lago parecía pintado, reflejando las montañas en el mar. No se movía. Parecía un espejo. Y de repente, un paddlesurfista dejó una fina línea en el agua a medida que lo cruzaba. Fue como estar en el paraíso.

Dimos toda la vuelta al Wolfgangsee hasta llegar a Sankt Wolfgang. Luego, fuimos a la zona de donde parte el tren hacia la montaña Schafberg. Y empezamos de nuevo con las fotos. Hay un paseo a nivel del lago con una serie de bancos y la iglesia al fondo que permiten tomar unas bonitas imágenes.

Cogiendo la iglesia como referencias empezamos a subir y recorrimos todo el centro de la ciudad. En la iglesia hay otro mirador impresionante. De repente vimos el muelles de los barcos y nos subimos al que daba la vuelta al lago. Fue impresionante. Al llegar a Sankt Gilgen nos volvimos a subir ya que habíamos visitado el pueblo. No obstante, quizás es mejor visitar primero Sankt Wolfgang, ir en barco hasta Sankt Gilgen, bajarse y recorrer el pueblo y regresar a la hora y media en el próximo barco. O hacerlo desde Sankt Gilgen. Fíjense en el trayecto en la ladera de la montaña. Había escaladores.

Desde allí pusimos rumbo hacia Gmunden, el último pueblo que íbamos a conocer de Salzkammergut lagos austríacos. Comimos en el paseo marítimo, a orillas del Traunsee. Y de donde tuvimos una magníficas vistas del castillo Schloss Ort, una construcción de referencia de la ciudad. Los cisnes volvieron a estar presentes en todo el paseo, hasta el centro histórico de la ciudad. Una visita imprescindible es el Ayuntamiento, que tiene un carrillón de campanas de cerámica. También visitamos la iglesia de la Asunción. Contiene un grupo esculpido De los Reyes Magos en el altar mayor y una cerámica de la Virgen de la Misericordia. Pasear por la ladera del lago es otro imprescindible de esta visita de Gmunden.


Abandonamos estos preciosos paisajes de Alta Austria para adentrarnos a otros. Nos dirigimos a Melk, donde íbamos a pasar la última noche de este viaje. Esta ciudad nos sorprendió. Bonita bonita. Es uno de los pueblos que se alzan a la ribera del Danubio y que forman parte de la Baja Austria, en el denominado valle de Wachau. Su gran patrimonio es la impresionante Abadía, bella por fuera y bella por dentro. Mira al Danubio y se puede ver desde cualquier punto de la ciudad. Después de recorrer todo el centro, observar el Rathaus, en la Rathausplatz, visitamos la iglesia católica y avanzamos hacia el Danubio donde pudimos comprobar que muy azul no estaba.

Visitamos la Abadía al día siguiente por la mañana y para nosotros, la biblioteca, con una extensísima colección de manuscritos e incunables, la iglesia y las vistas de la ciudad desde lo alto fueron los aspectos más destacables de este impresionante monasterio cristiano.

Nuestro viaje acabó en Krems an der Donau. Otra ciudad del valle Wachau. Su trayecto de ida ya nos impactó. Y es que es una región dedicada al vino y todo el camino de acceso está formado por miles de viñedos que copan la ladera de las montañas. El paisaje es inmejorable.

Una vez allí empezamos la ruta por la Steiner Tor. Y continuamos por la Obere Landstrasse, una larga calle que cuenta con casas típicas de la zona con el tejado de dos aguas tan característico de Austria. Visitamos la Spitalkirche y el Rathaus. Próxima a esta calle central encontramos la iglesia de Saint Veit, levantada en estilo barroco. Cuesta arriba avanzamos hasta otra iglesia, la Piaristenkirche a la que se accede por una escalera cubierta. Está en la parte alta de la ciudad. La domina imponente.

Otro punto de interés de la ciudad es la plaza en la que se levanta la columna de la virgen Mariensäule. Y aunque la vimos al entrar a la ciudad, fuimos incapaces de encontrarla una vez recorrimos el centro a pie. Nos quedó pendiente.

Tras este tour vamos a escuchar al compositor y pianista Mozart, remirar la película Sonrisas y Lágrimas y leer sobre la historia de amor de Francisco José y Sissi con otros ojos. Todo esto es lo que recomendamos ver en Salzkammergut lagos austríacos.

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